Ricos pero infelices los hay por montones. Así lo ha comprobado Rafael Badziag, un empresario y experto en sicología del emprendimiento. Él se ha dedicado a entrevistar millonarios y a tratar de descubrir si la riqueza incide en su felicidad.
Según sus cuentas, solo el 1% de los millonarios son felices. Y los que lo son no atribuyen su felicidad al dinero. Se la deben, según confiesan, a que tienen buenas relaciones personales. También, a que tienen oportunidades y poder de elección.
Es decir que la teoría de que todos los ricos son infelices no es cierta. Pero tampoco lo es la que dice que en la pobreza se vive mejor. De hecho, el experto coincide con otros de su campo en un aspecto fundamental sobre la riqueza.
De acuerdo con este, el dinero solo magnifica lo que una persona es. Por lo tanto, quien es feliz, logra serlo también cuando tiene dinero. En cambio, al infeliz el dinero no le devuelve ni le da la ansiada felicidad.
En ese sentido, vale la pena reevaluar cómo son los millonarios. Especialmente, porque así se pueden derribar ciertas creencias. Entre ellas, que los ricos son infelices o que solo unos pocos privilegiados pueden generar riqueza.
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“El Millonario De La Puerta Del Lado”
Quienes construyen relaciones fuertes se diferencian de los ricos pero infelices – Hyenuk Chu | Fuente: Unsplash
Los hallazgos de Badziag coinciden con los de Thomas J. Stanley y William D. Danko. Ellos realizaron una exhaustiva investigación y plasmaron los resultados en el libro “El millonario de la puerta de al lado”.
En él explican, por ejemplo, que los más ricos no viven en los barrios más lujosos. Tampoco envían a sus hijos a las escuelas más caras. Mucho menos compran ropa u otros objetos en almacenes de marca.
Esos millonarios también enseñan a sus hijos desde pequeños a tener ingresos y retenerlos. Por eso, cuando están en la edad adulta, son autosuficientes. Es decir que no dependen de sus padres para sobrevivir.
Quienes integran este grupo de millonarios son más felices que otros que tienen dinero. ¿La razón no es que sean más ricos? Los autores explican que se debe a que tienen menos presión sobre sus cabezas.
Como no deben demostrar que son ricos ante nadie, ni se lo proponen, gozan de mayor tranquilidad. Y, en esa medida, logran un estado de felicidad que no tienen quienes viven bajo una constante presión social.
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Ricos Pero Infelices Juntos
Lo anterior está relacionado con otro aspecto que los expertos atribuyen a la felicidad en la riqueza. Se refiere a las personas de las que los millonarios se rodean. En los casos que los expertos han estudiado, las parejas de los ricos cobran un rol fundamental.
Los autores han comprobado que tienen unas finanzas más sanas quienes tienen parejas comprometidas con una vida sencilla. Es decir que están alineadas con el propósito de tener más sin parecerlo, en vez de parecer ricos debiéndole todo al banco.
Esas parejas millonarias y exitosas van más allá. Son cómplices hasta el punto de convertirse en actores indispensables para que el otro tenga estabilidad. En ese entorno, estas parejas generan aún más riqueza.
Algo similar sucede con los amigos. Cuando están en línea con el mismo propósito, es más sencillo construir relaciones a largo plazo. De lo contrario, se corre el riesgo de combatir por quién tiene más dinero, por ejemplo.
Sin embargo, los millonarios son capaces de entablar relaciones con personas que tienen costumbres financieras diferentes. Es solo que los más cercanos, o quienes comparten sus finanzas, si están comprometidos con cierta austeridad.
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¡Los Admiro!
Si piensas en que todos los millonarios son ricos pero infelices nunca construirás riqueza – Hyenuk Chu | Fuente: Unsplash
En cualquier caso, pensar que los ricos son infelices es una creencia que se debe tratar de evitar. Ya lo decía T. Harv Eker en “Los secretos de la mente millonaria”. No se puede odiar lo que en el fondo se admira.
O, dicho de otro modo, una persona no debería odiar a otra que es o tiene en lo que desea convertirse. Tiene mucho sentido: no es acertado odiar la riqueza cuando lo que se quiere es llegar a ella.
Para contrarrestar esa creencia, Eker propone un ejercicio. Cuando veas a alguien manejando un auto lujoso por la calle, no lo maldigas porque tiene ese carro. Ni pienses que, seguramente, lo consiguió de forma ilegal.
De esa manera, la riqueza no llegará a ti de ninguna forma porque estarás maldiciendo eso que deseas ser. Por el contrario, felicita a esa persona en tu mente. Hazlo como si lo estuvieras haciendo directamente.
De esta forma empezarás a destrabar los nudos de las creencias limitantes. Empezarás a convencerte de que, si otro ya obtuvo la riqueza, puede ser también para ti. Sobre todo, porque estás convencido de que lo mereces.
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Ricos Pero Infelices: El Propósito Es Clave
El tema del merecimiento es clave cuando se habla de los ricos pero infelices. O de los millonarios felices. ¿Por qué? Al principio dijimos que los millonarios tienen oportunidades y poder de elección.
No obstante, estos dos poderes solo se activan cuando están conectados con un propósito. Y es el propósito, así como el trabajo que se hace para lograrlo, lo que conduce al verdadero merecimiento.
Entonces, cuando se trabaja por algo y se obtiene, aparecen las oportunidades y se activa el poder de elegir. Es así como los millonarios empiezan a construir y aumentar su riqueza. O, por lo menos, esta es una forma eficaz de empezar a hacerlo.
Por eso, si aún eres de los que piensa que los ricos son infelices, presta atención a ese discurso. Lo más probable es que esa sea el primer bloqueo que tengas que derribar para poder convertirte en uno de ellos.
Recuerda que en esas situaciones o personas que te generan un conflicto puedes encontrar un reflejo tuyo. Esta es una de las vías para que descubras lo que realmente te molesta del otro. O si eso que te molesta es justo lo que quisieras ser. Ahora, por favor, responde:
- ¿Crees que todos los millonarios son infelices?
- Para ti, ¿cuál es el secreto de la verdadera felicidad?
- ¿Qué lugar ocupa el dinero en esa fórmula?
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#1: No, pues conozco gente feliz, que tiene mucho dinero.
#2: Disfrutar el ahora con lo que se tiene o hay.
#3: Siempre he pensado que la felicidad es una decisión y no depende de cosas externas incluyendo el dinero